martes, 17 de julio de 2012

Mi día de hoy ha empezado a las 8.30 de la mañana (4.45 de la madrugada en hora española). Aunque me ha despertado antes la luz matinal, he podido seguir durmiendo. He bajado a desayunar al salón del hotel, Sangita ha llegado y me ha dicho que me había traído una cosa para hacerme lo que ella llevaba en las manos. La verdad es que me lo dijo ayer después de darme un cazo de su postre dulce pero no me imaginaba que se acordaría. Ya me encontraba al lado de Hari, que es tan puntual que llega una hora antes de la clase de nepalí. Mientras Hari leía el periódico yo me tomaba parte del desayuno y Sangita me dibujaba en las manos. El problema ha sido cuando han llegado las tostadas, obviamente yo no podía untar ni la mantequilla ni la mermelada. Como se han dado cuenta ya tenía dos ofrecimientos para untarme las tostadas, finalmente lo ha hecho Sanguita. Es un sol de mujer que me cuida un montón. Tenía delante un señor muy gracioso que va con Sangita siempre y que cada día lleva un sombrero diferente, también quería darme de su postre dulce ayer. No podemos comunicarnos mucho pero nos sonreímos siempre.

Las clases con Hari han ido genial, es un gran profesor. Ya sé decir algunas cosas como: Mero naam Andrea ho (Mi nombre es Andrea), tapaai:ko naam ke ho? (Cómo te llamas?). Algunas palabras son muy graciosas, la verdad es que me he reído mucho porque, además, Hari es muy divertido.

Después de lavar unas cuantas cosas a mano, que debo decir que estoy hecha toda una pro en el tema, he salido a comer con la intención de ir al Momotarou pero como iba un poco justa para llegar luego a tiempo al meeting con Suren me he parado antes. He entrado en The Thamel Brasserie (que de francés, obviamente, no tenía nada) y he comido momos. Esta vez fritos y de vegetales y me he bebido un lassi (लस्सी) de manzana, que es una bebida tradicional India que está hecha a base de yogurt. Mientras comía me ha empezado a hablar un chico, Arjun Tiwari, que estaba allí y se ha fijado en que llevaba la mano pintada, cosa que ha suscitado entusiasmo en el restaurante. Nos hemos pasado la comida hablando de las diferencias entre nepalíes y españoles (que él cree que no hay ninguna) y de lo que estaba buscando yo en Nepal. Me ha reñido porque, obviamente, los momos iban con salsa especiada y era tan picante que yo no podía con ella. Me ha dicho que tengo que acostumbrarme al picante, que en Nepal siempre se pone y que sólo tengo que echarle ganas, como si con eso bastara. Ha sido curioso porque sólo verme, lo primero que me ha dicho, después de preguntarme quién me había pintado la mano, ha sido que quizá algún día yo sería nepalí también.

A las 15.10 llegaba al salón del hotel donde Suren se estaba tomando un té con toda la tranquilidad del mundo. Cuando se lo ha acabado hemos partido hacia Swayambhunath (स्वयम्भूनाथ स्तुप), un complejo religioso que también es conocido como el Monkey Temple. Hacía una calor estilo mediodía en la playa de la Barceloneta en pleno verano. Así, con este ambiente, hemos empezado el camino. Si la cuesta que lleva a los pies del complejo ya ha resultado un poco fatigosa no queráis saber qué he sentido cuando me he encontrado ante incontables escalones que recorrían toda la pendiente de la montaña. He llegado al puesto de tickets con al menos 2 kg menos. Suren, que también estaba cansado, me decía que así empezábamos la operación bikini. 

Me ha parecido un complejo muy bonito. Es muy curioso como en Nepal tanto los hinduistas como los budistas conviven conscientes de que comparten muchas cosas y sienten que, en su religiosidad, se funden en algunos parámetros. Hemos estado hablando mucho del tema, la verdad es que me resulta super interesante la forma que tienen de sentir la religión aquí. Mismamente, lo que me ha pintado Sangita esta mañana en la mano lo llevan ahora mismo la mayoría de las mujeres en Nepal. Están en una festividad en la que, como muestra al Dios, que creo que es Visnu, se pintan las manos con henna y se colocan cosas verdes, ya sea en el vestido o en las pulseras, como referencia a su admiración por la naturaleza. 

He vuelto con las piernas anestesiadas y después de descansar un rato he vuelto a salir queriendo dirigirme, como este mediodía, al Momotarou, pero con la misma suerte. Obviamente, no he llegado. Me he quedado por el camino ya que he descubierto un nuevo restaurante preferido, el Momo Star Restaurant, donde he podido disfrutar de una especialidad que no había visto hasta ahora: los momos vegetales con queso dentro. Y zumo de limón. Mañana, como es mi último día en en Katmandú, al menos en el centro, he decidido que tengo que probar los noodles que hacen en este restaurante como sea.

Poco más a destacar, me despido de vosotros con uno de los momentos más especiales de hoy, cuando he girado las ruedas de oración en Swayambhunath (स्वयम्भूनाथ स्तुप). Dicen que hacer girar la rueda tiene el mismo efecto que recitar las plegarias. Y la verdad sea dicha, cuando lo estás haciendo, entras en una especie de meditación muy reconfortante. Los monos y yo nos vamos a dormir. Bholi bhetoulaa (Hasta mañana)

2 comentarios:

  1. Mero keti saathi Andrea ho
    Yo parezco Forrest Gump hablando nepalí, jajaja
    Sigue compartiendo con todos esas cosas grandes, que ven tus grandes ojos y siente tu gran corazón.

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