jueves, 30 de agosto de 2012

“Al final he logrado creer en algo que yo llamo la física de la búsqueda. Una fuerza de la naturaleza que se rige por leyes tan reales como la ley de la gravedad. La regla de la física de la búsqueda viene a decir algo así: si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te protege y te consuela, lo cual puede ser desde tu casa hasta viejos rencores, y embarcarte en un viaje en busca de la verdad, ya sea interior o exterior, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en ese viaje te ilumine y a que todo al que encuentres en el camino te enseñe algo; y si estás preparado, sobretodo, a afrontar y a perdonar algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no te será negada”. Y es que, a veces, sólo necesitamos veinte segundos de coraje irracional para acabar encontrándonos con algo magnífico...

domingo, 19 de agosto de 2012

Escribo desde el locutorio donde estoy imprimiendo el billete de avión que me llevara de vuelta a Barcelona. Llevo bastantes días ausente del blog porque la verdad es que en este tipo de experiencias creo que llega un momento en el que se te acumulan las cosas por procesar y, al menos es lo que me ha pasado a mí, te vuelves incapaz de verbalizar lo que vives o lo que sientes.

Hoy visitaré el orfanato de Indu, el orfanato que puse como preferencia pero que al final por un suceso accidental no pude ir. La verdad es que tengo ganas de visitarlo y tengo la incertidumbre de saber qué me voy a encontrar alli. Me sabe un poco mal no haber podido estar allí durante un tiempo como estaba programado pero también pienso que quizá no tenía que ser. Otra vez será.

Auguro que hoy será un día muy duro para mí, las despedidas no me gustan nada. Algunos de ellos llevan desde ayer un poco tristes ya. Esta manana me he levantado a las 6 porque ya no podía dormir más y he finalizado de escribir todas las postales de obras de arte que traje para ellos. Me daba un poco de vergüenza dárselas, de hecho, mi plan era entregárselas cuando me fuera pero he aprendido en este viaje que tengo que abrirme un poco más al mundo y dejar de ser tan individualista con mis sentimientos. Así que, con un par, se las he dado uno a uno, cara a cara, en mi habitacion (llamémosle mi habitación, como han sido casi todas las de la casa). 

No soy consciente de que me voy y tampoco soy consciente de todo lo que me han enseñado, de todo lo que me han dado y de lo mucho que he cambiado. No sé cómo sera la vuelta a Barcelona y a la vida de antes (digo antes por llamarlo de algun modo). Me da un poco de miedo cómo va a ser todo porque me da la sensación de que las cosas van a ser diferentes y la gente tendrá que readaptarse un poco, igual que yo. Aun asi, confío que con paciencia todo se irá colocando poco a poco en su sitio. Creo a pies juntillas que esta experiencia ha acelerado todo el proceso que ya había empezado hace tiempo, he dado un brinco muy grande. Ahora sólo queda encontrar la manera de complementarlo todo, de conectar las cosas.

Creo que siempre estaré en deuda con todo esto. Hace un tiempo encontré unas citas que reflejan lo que he sentido aquí, o lo que he aprendido. Me gustaría mostrároslas porque una de mis metas ahora es intentar transmitir todo lo que he aprendido a la gente. Creo que es muy pero que muy necesario. En primer lugar, y refiriéndome al vértigo que produce emprender una aventura así, no hay mejor frase que la que pronunciaba Demetrio: no hay hombre más desdichado que el que nunca probó la adversidad. Y me he dado cuenta de eso aquí también. En realidad, detrás de cada pequeño obstáculo hay una oportunidad para seguir creciendo.

Por otro lado, la gente nepalí (generalizando) tiene muy claras sus limitaciones, cosa que les permite no ambicionar en una demasía que no pueden alcanzar y caer en trampas como la de la sociedad occidental que siempre tienta a su habitante a querer más, a poseer más. En referencia a esto, Ebner decía que estar contentos con poco es difícil, pero, con mucho, es imposible. Y no hay nada más cierto que eso. Parece que cuantas más cosas tenemos más infelices nos sentimos, nada nos llena por completo, ni los pequeños buenos momentos. Estamos dentro de la trampa. Y, en relación con esta reflexión no hay mejor frase que la de Longfellow: la mayoría de las gentes triunfaría en las cosas pequeñas si no estuviera hostigada por grandes ambiciones.

En fin, después de tanta reflexión os dejo. Quizá pueda escribir desde Qatar o antes de irme de aquí. Por si acaso, ahí lo dejo. No diré adiós porque creo que no es un adiós para siempre. Estoy segura que esto no ha hecho más que empezar y que el proyecto comienza ahora. No me queda mucho más por decir. Me siento super afortunada y agradecida por esta experiencia. Gracias a mi familia, a mis amigos, a toda la gente que se ha preocupado. A los compañeros de viaje con los que he tenido tan buenos momentos. Y os dejo con la misma frasede Einstein que puso alguien muy especial para mí: la mente que se abre a una idea nueva, jamás volverá a su tamaño original. Nepal ha sacado el polvo de mis alas...

jueves, 9 de agosto de 2012

Vuelvo a las andadas y me dispongo a explicaros todo lo sucedido estos días. Después del festival en Bhaktapur y de visitar la ciudad, ya más tranquila, a la mañana siguiente durante dos horas, cogí la mochila y Sagar y yo empezamos el camino a Namobuddha. Cogimos un bus dirección Dhulikhel y a partir de allí hicimos el camino a pie. Hubo momentos en los que pensé que no llegaba al monasterio ya que son muchas horas de camino y este no es precisamente fácil. La verdad es que la caminata de ida y la de vuelta valieron la pena. Namobuddha pasa directamente a estar en los primeros puestos de mi lista de sitios favoritos.

Deacuerdo con la religión budista, se explica que hace seis mil años había un príncipe que se llamaba Ngingdui Tshenpo. Este es el lugar donde el príncipe donó su cuerpo a una tigresa hambrienta y a sus cinco crías. Después de donar el cuerpo, renació en Lumbini y fue llamado Gautam Buddha. Fue a este mismo lugar con sus aprendices. Syarit, Maao Gyalgi Buku y Gautam Buddha rodearon la stupa tres veces y rezaron tres veces, después de sus oraciones el sitio fue llamado Sangke Fyafulsa. Finalmente, se le otorgó el nombre de Namo Buddha por parte de toda la gente que visitaba el sitio.

Lo cierto es que es un lugar donde sientes realmente la paz y la tranquilidad, tiene un aura muy especial, realmente los monjes te contagian todo lo que son y rápidamente te sientes envuelta en ello. Tuve pocas ocasiones de tener intimidad en esta visita, hubiera necesitado muchísimas más y hubiera necesitado otro tipo de compañía si no ninguna. Al menos para sentir la estancia bien e ir procesándola poco a poco. No fue así pero igualmente guardo un buen recuerdo del sitio y de las ínfimas conversaciones que pude tener con algunos monjes o gente que estaba de retiro espiritual. Entre muchos momentos de paz interior recuerdo estar en la sala de oración con todos los monjes recitando los mantras, recuerdo esa sensación de estar conectada con ellos y tener una tranquilidad total.

A la vuelta bajábamos por otro lado y cogíamos un autobús en Panauti, que yo tenía que irme al orfanato de Indu, al segundo que tenía programado visitar. Después del largo trayecto de vuelta, nos subimos al bus y para mi sorpresa el bus se para en medio de la carretera, veo que todos los otros automóviles tanto públicos como privados también se paran y me encuentro de frente con que han empezado una huelga improvisada (la huelga oficial era al día siguiente). Yo, mi cansancio, y todos los demás ocupantes de los distintos medios de transporte estuvimos esperando ad aeternum en la cuneta de la carretera. Finalmente conseguimos subirnos a otro bus y hicimos camino a Banesor, donde el taxi de VEEP Nepal me llevaría al otro orfanato.

Al subirme al taxi llaman a Sagar, era Suren. Resultaba que a Indu se le había muerto el padre (o el padre de su marido, no lo acabé de entender) ese mismo día y estaba en Pashupatinath. Según la cultura de aquí, a la muerte de un familiar directo tienes que estar trece días continuando el duelo ergo yo, que ya estaba de camino al orfanato, no me pude quedar. De hecho, ni me pude quedar en el orfanato que había puesto con prioridad ni podré quedarme en el futuro ya que los trece días se acaban justo el día que me voy de aquí. Lo que ya acabó de ser sorprendente fue cuando Sagar me espetó, bueno, ahora tienes que volverte al primer orfanato. Sí, lectores, son esas las casualidades del destino que te dejan tibio y te hacen pensar mucho. Realmente, yo me quedé muy fría porque se me había roto todo lo que estaba programado en un santiamén y tenía que tomar algunas decisiones. Pero bueno, como decía Shakespeare: nada es bueno ni malo, solamente lo que pensamos confiere esa calidad.
 
Creí que, después de todo, no había más señales para mostrarme que tenía que quedarme en el primer orfanato que había estado y no pasar una o dos noches aquí e irme a otro, además de que creo que esto no es un hotel para alojar huéspedes que no tienen donde ir repentinamente. En fin, que a la mañana siguiente hablé con Suman y me dijo que no había ningún problema. Cuando llegó Suren hablé con él y le expliqué (o intenté hacerlo) cómo veía las cosas y que sentía que tenía que quedarme, también para asegurar mi estabilidad emocional.

(Anita, que a las seis de la mañana de ayer pasó a ser mi canelón favorito y que, sin darse cuenta, me regaló uno de los momentos más bonitos y especiales que he tenido)

Así que, queridos lectores, aquí estoy y así son las cosas. Me encuentro en el lugar donde empecé, un lugar en el que me siento muy bien y con unos niños magníficos. Son días de reflexión y meditación, para asentar todo lo vivido en Namobuddha, que en realidad fueron más cosas de las que parecen, para asentar todos los cambios repentinos y supongo que, en realidad, para ir asentando poquito a poco todas las modificaciones personales que este viaje suscita. Me quedan diez días para irme y parece que fuera ayer que cogía el avión en el Aeroport del Prat, llegaba a Doha, cogía otro y acababa en el Katmandú Garden, viendo como los niños de la escuela de al lado jugaban en el recreo. Tempus fugit, que decía el poeta. Y, otra vez os lo digo -orgullosa, y con una sonrisa de oreja a oreja-, un beso enorme a todos desde al lado de la fábrica de Pepsicola. 

martes, 7 de agosto de 2012

Aún tengo que asentar muchas de las cosas que he vivido y que han pasado estos últimos días. Ya os hablaré a posteriori de eso. Ahora me gustaría dejaros con un fragmento que he leído esta mañana y que me ha parecido muy significativo. Espero que os resulte igual de especial a vosotros, a mí me hace reflexionar mucho.

“Lo que más me sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar dinero, después pierde el dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfruta el presente, por lo que no vive ni el presente ni el futuro. Y vive como si no tuviese que morir nunca, y muere como si nunca hubiera vivido.” 
(Dalai Lama)

viernes, 3 de agosto de 2012

Hoy me he venido para Bhaktapur donde pasaré la noche para disfrutar de uno de los festivales más populares de Nepal. El "Carnaval de las vacas" es una fiesta de origen antiguo que se celebra en todo el Valle de Kathmandú un día después de la luna llena de agosto-septiembre. Literalmente Gai jatra significa "Fiesta (Jatra) de las vacas (Gai)."

La leyenda explica que una reina estaba desconsolada después de la muerte de su hijo más querido. El rey ordenó que toda aquella familia que hubiese perdido algún miembro durante el último año sacase las vacas a la calle para demostrar a la reina que no estaba sola en su sufrimiento. Cuando esto dejó de consolar a la reina, el rey ofreció una recompensa a quien consiguiese hacerla reír. Por las calles aparecieron disfraces fantásticos y se hicieron sátiras hasta que la reina sonrió. El rey instituyó desde entonces este festival anual, en el que las familias afligidas sacan todavía hoy a sus vacas y a sus niños disfrazados por las calles de Kathmandú, Patan y Bhaktapur.

La celebración comienza de buena mañana en cada casa, donde se hacen plegarias y ofrendas de frutos y dulces para las almas de los difuntos. Después, todas las famílias que durante el año han perdido un miembro, desfilan en procesión acompañadas por sacerdotes, músicos y bailarines y por una vaca o elemento que la represente: figura, dibujo, estructura de bambú o niños disfrazados según las diversas variantes de la fiesta en diferentes poblaciones. En la cultura hindú, la vaca es un animal sagrado por que es el guía que ayuda a las almas de los difuntos a cruzar el río sagrado Vaitarani en el camino de partida.

Las procesiones y desfiles varían en función del status económico y el origen de la familia, pero todas se van sumando por el camino y al final siguen conjuntamente un recorrido prefijado que pasa por los principales lugares de culto de la ciudad donde se celebra. Se cree que esta era la manera como antiguamente los reyes contaban cuanta gente había muerto en la ciudad durante el año.

En Bhaktapur tiene lugar una variante de la fiesta muy especial y llena de color que convierte a la ciudad en una espectacular procesión que dura todo un día. Gentes de todo el Valle se trasladan ese día a Bhaktapur para participar de la celebración y contemplar el desfile. En esta ciudad la fiesta tiene los mismos elementos, pero la caracterización de la vaca es particular.

Por la mañana, cada familia construye unas figuras con caña de bambú ricamente adornadas con telas de colores y coronades por el dibujo de una cabeza de vaca y cuernos hechos con lianas. Esta figura gigantesca representa al difunto (al que se recuerda con una fotografía) y se pasea en pasacalle durante todo el día, transportada a hombros de cuatro hombres y sujetada por dos largas piezas de tela. Algunas familias se construyen figuras menores o carruajes con una estatuilla de vaca que pasean mientras queman incienso. Otras simplemente disfrazan de vaca a los más pequeños.

Después de terminar la procesión, al atardecer, casi todo el mundo participa en otra tradición milenaria, en donde los participantes se disfrazan y llevan máscaras. La ocasión se llena de canciones y chistes. La burla y el humor de todo tipo pueden sentirse durante todo el día. Así pues se dice que Gaijatra es el festival de la salud, ya que permite a la gente aceptar la realidad de la muerte y prepararse para la vida después de la muerte. Según el hinduismo, “todo lo que el hombre hace en su vida es un preparación para conseguir una buena vida después de la muerte”.

El texto sobre el festival es un collage de varias webs porque yo no lo habría podido explicar mejor. La verdad es que me ha resultado super impresionante. Choca mucho con la manera de ver los muertos que tenemos nosotros en occidente. Algo que también me sorprende un montón es el tipo de espiritualidad de esta gente, aunque, de hecho, el mismo Aldous Huxley viajó a Nepal el año 1925 atraído por una forma totalmente distinta de entender la espiritualidad. En fin, se acabó por hoy, voy a intentar dormir con los tambores y los bailes que aún se oyen desde la plaza. Mañana mi destino es Namobuddha, donde también pasaré la noche. ¡Nos vemos a la vuelta!

miércoles, 1 de agosto de 2012

Hoy me he levantado a las 6 con una sensación de estar bastante como nueva. Tenía ganas que llegara el día de hoy porque es uno de mis sueños subirme a lomos de un elefante. He ido al restaurante, a desayunar, y me han preparado un super desayuno para campeones: zumo de mango, una tortilla, patatas con salsa picante (como no) y cuatro tostadas con mantequilla y mermelada. Después de desayunar hemos cogido el Jeep y nos hemos acercado a la zona de los elefantes. Ha sido toda una experiencia subirme a un elefante, me ha gustado un montón. Nuestro elefante hasta se ha echado unas carreras por la jungla. Hemos visto varios animales: rinocerontes, ciervos, cocodrilos, monos, pájaros... El elefante también se ha metido en el agua para cruzar al otro lado del río, ha sido tan divertido verlo jugando con el agua, bebiéndosela o comiendo hierba. Ha sido muy gracioso. Casi ahuyento a un animal porque estábamos parados mirándolo, todos en silencio, y de repente noto algo subiéndome por a pierna y era un escarabajo verde que tenía como pelitos, ¡casi la lío parda! A parte de eso y de la cantidad de ramas que se comía mi cuerpo/cara, ha sido una experiencia fantástica.

Cuando he vuelto de los elefantes me he quedado dormida un buen rato. Aquí no había electricidad así que me he tumbado en la cama y me he quedado frita frita. El camarero me ha picado a la puert a diciéndome que tenía que comer algo, creo que este hombre me aprecia mucho porque siempre está muy pendiente de que coma más, de ponerme el ventilador para que no tenga calor... Como estaba medio dormida cuando he ido a comer he tenido unos pequeños percances con la toma de decisiones de qué comer y la verdad es que he comido bastante mal. Sagar me ha llamado (ayer también me llamó) para ver cómo estaba, si había dormido bien, si había disfrutado de ir en elefante (sabe que era mi sueño) y me ha dicho que me cuide mucho que nos vemos el viernes.

A las cuatro menos algo me he subido al remolque del Jeep y, con cuatro chinas y un chino sin parar de revolotear, nos hemos ido a la siguiente aventura. Hemos dejado a los chinos en la zona de los elefantes y nos hemos dirigido a las canoas. La canoa ha sido una experiencia impresionante. Había una tranquilidad y una paz en el ambiente inexplicable. Sólo hemos visto un cocodrilo y no ha habido ningún problema. Ha sido un paseo super agradable y reflexivo.

 Después hemos bajado de la canoa mi guía y yo y hemos empezado la ruta por la jungla, la jungla auténtica, de verdad. Sin caminos, con los arbustos rozándome la cara. Antes de empezar la ruta me ha hecho una advertencia. Me ha dicho que era zona de rinocerontes, que son muy peligrosos, ergo que, si aparecía un rinoceronte tenía que subirme al primer árbol que viera. Yo, con la cara de sorprendida le he dicho que si era una broma y me ha dicho que no. Le he comentado, aunque creo que podía imaginárselo, que yo nunca me he subido a un árbol así que no creo que sea una buena idea que pruebe mi primera vez perseguida por un rinoceronte. Me ha dicho que en tal caso, tendríamos que salir corriendo en zig-zag y dejar una prenda en el suelo como por ejemplo la camiseta. Me ha pedido que estuviera atenta a todo y hemos empezado. Como os podéis imaginar me he cagado viva e iba todo el rato mirando a lado y lado viendo cómo eran los árboles y cuál sería el más fácil para que una inexperta como yo trepara. Ya al final no sabía si sudaba de la ansiedad o de la humedad y los 38º de aquí. No hemos tenido ningún encuentro con un rinoceronte pero sí bastantes ciervos y otros insectos.

Al acabar la ruta por la jungla nos hemos acercado a un centro en el que nacen los elefantes. Han sido unos momentos muy bonitos. Ya sabéis que tengo especial predilección por los elefantes así que se me caía la baba viendo a los peques jugar en el barro, luchar unos con otros, tumbarse tan panchos,... El guía me ha tenido que decir al final si nos íbamos o no de lo empanada que estaba. Le he dicho que me quería llevar uno y hasta se lo ha dicho al criador y todo.

Poco más por hoy, mañana a las 8 de la mañana cojo el autobús para volver a Katmandú donde pasaré la noche. Tendré entre seis y siete horas de largo viaje. Notaré un montón la diferencia de la temperatura. Hoy en encima del elefante me he emocionado mucho porque, desde ahí arriba, me he acordado un montón de una cita de Newton que desde que la leí me pareció brillante: Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes. Y es, totalmente, como me siento yo aquí, en Nepal.

martes, 31 de julio de 2012

Os escribo desde el Jungle World Resort en Sauraha, Chitwan. Hoy ha empezado lo que llamo la semana de transición o semana de ruta. Me he montado una semana de visita por tres sitios nepalíes antes de ir al otro orfanato. La primera parada es el Parque Nacional Royal Chitwan que se encuentra al sur del país y hace frontera con la India. Aquí se tiene la posibilidad de contemplar algunos de los últimos rinocerontes de un sólo cuerno del planeta, subir a lomos de un elefante o ver el tigre de Bengala.

A las 6 de la mañana ya estaba caminando hacia la parada de autobús que me llevaría aquí, a las 7 hemos partido y ahora, a las 2 del mediodía aproximadamente he llegado al hotel y me han recibido con un zumo de mango. Me he quedado flipando con la habitación. Parece una pequeña casita en medio de algo tropical. Es todo como muy exótico. Aquí hace mucha más calor que en Katmandú, es terrible. El viaje ha ido bien aunque un poco cansado, hemos hecho dos paradas. En una me he comprado unas galletas porque no había desayunado y en la otra un té negro y dos tostadas. Han habido dos cosas curiosas durante el viaje. La primera es que el autobús se ha parado delante de una escuela que se llamaba Nea School y Nea es mi apodo de toda la vida. La segunda es que, en otra de sus frenadas, he empezado a oír mucho ruido. Me asomo a la ventana porque la tenía abierta y tenía el brazo afuera y me doy cuenta de que tengo un muerto debajo. Un muerto que imagino que lo llevaban a la pira crematoria, vestido con sus mejores galas y un montón de gente llevándolo y cantando algo que parecía un poco ritual. Me ha dado un efecto cuando he visto que un poco más y lo toco que no os imagináis.
 
Después de llegar a la habitación me he dado una ducha de agua fría que me ha sentado super bien y me he ido al restaurante a comer chowmein con pollo mientras aprovechaba para escribir un poco. Ha venido mi guía y me ha presentado el planning para los días que estoy aquí. A la hora nos hemos ido y me ha enseñado dónde y cómo viven los Tharu, que son una casta de aquí. Son super amables y he podido ver el interior de una casa, cómo estaba construida, todo. También he podido jugar con los patos bebés que tenían en el patio. Hace un calor aquí que yo no paraba de sudar. Andando el guía me ha comentado la variedad de especies que hay aquí. Imaginaos mi cara cuando me dice que hay pitones entre otras serpientes, que hay dos tipos de cocodrilos y no sé cuantas cosas más. Hemos caminado por la jungla porque le habían dicho que había un rinoceronte en el agua y lo hemos ido a ver. Tonta de mí me había dejado la tarjeta de memoria así que las pocas fotos que he podido hacer han sido con el móvil. Ha sido impresionante ver al rinoceronte. También habían, al otro lado del río, elefantes.
 
Hemos continuado caminando y de repente me señala algo y me dice qué es eso? Y le digo, pues barro con plantas, qué va a ser. Se ríe y continuamos caminando, me dice mira ahora, qué es eso? Cuando he visto que el barro y plantas se movía me ha entrado una cosa en la barriga, porque no era lo que yo decía que era... ¡era un cocodrilo! Después de verme la cara, encima, el guía me dice que mañana nos toca canoa y que iremos por la zona de los cocodrilos, pero no de los que sólo comen peces no, ¡de los otros! Mañana tendré que vestirme con colores oscuros para no llamar la atención en la jungla que tenemos que caminar por allí antes de subirme a los elefantes. Qué fuerte me parece todo, yo haciendo esto, quién me lo iba a decir.

Cuando hemos vuelto he comido momos vegetales y como me decían que comiera más que era muy poco he probado el masala papad, que es pan indio con un relleno de vegetales por encima, me ha encantado. El problema es que con los dos platos reventaba. He ido a la habitación a coger la tarjeta de la cámara y nos hemos ido a ver una muestra de las danzas populares de los Tharu. Eran danzas que bailaban en el templo, danzas que eran ofrendas,... Ha sido una experiencia chulísima, más porque cuando ves cosas así caes en la cuenta que la misma pasión por la danza que ves en un ballet de Angel Corella también lo encuentras aquí, en una casta que vive en casas de bambú y adobe.

Poco más por hoy. Me despido que mañana toca sesión de elefantes, pájaros, canoa y jungla. Un beso muy grande desde el pueblo de los Tharu.

lunes, 30 de julio de 2012

Estoy en la cama del Katmandú Garden House intentando escribir algo para que comprendáis cómo ha sido este día tan emotivo para mí. Esta mañana ha venido al orfanato una familia de Barcelona, hemos conectado desde buen principio, ha sido poco tiempo el que hemos estado juntos pero con unas conversaciones y un todo geniales. Kasturi y Pramila han venido a mi habitación con cartas para mí y para Javi. Cartas preciosas de las que tengo frases marcadas en la mente que creo que no se borrarán nunca. Después de intentar pasar el día más o menos distraído en el Thamel ha tocado volver y proceder al momento más difícil: la despedida. Me ha dado un vuelco el corazón cuando he llegado del Thamel y he entrado en la sala de estudio. Kasturi me ha mirado con una cara muy triste y Mahesh me ha preguntado directamente: Andrea, fine? (también me lo preguntó ayer) A lo que yo le he contestado que sí, y que si él también estaba bien. Ha hecho un no rotundo con la cabeza. Me he tomado un té y Gita en la cocina me iba diciendo que me quedara a comer el arroz, que me quedará a no sé qué pero yo no quería alargar tampoco más el momento. Gita me ha empezado a decir que había pasado muchos momentos felices conmigo. Como habla este inglés-apache iba diciendo: Andrea very very very (multiplicado por veinte) nice. Y le iba diciendo cosas buenas de mí a la familia de Barcelona.

Me he acercado a la sala de estudio y creo que nunca podré olvidar la cara de Kasturi. Se ha levantado y ha venido hacia mí y yo ya estaba llorando a moco tendido. Me ha dado un abrazo enorme y se ha separado un poco porque estaba llorando también pero me ha vuelto a abrazar. Pramila también me ha dado un achuchón muy grande y Sangham me ha chocado la mano. Me he despedido con un adiós y un intento de sonrisa con los demás. Me he girado y he visto detrás, un poco apartados, a Mahesh y a Bijay con una cara... que la verdad es que mi reacción automática ha sido ir y abrazarlos por separado. Después he ido a Gita y le he dado un buen achuchón, ella me decía no vas a volver? Y yo le he dicho que obviamente intentaría volver antes de irme a Barcelona y que no podía evitar llorar. La pobre también estaba bastante triste. Ya no aguantaba más allí así que he echado a andar y de repente me ha venido a la cabeza que no me había despedido de Suman. Me giro y lo tenía detrás. Automáticamente he chillado: ¡Suman! Y él me ha dicho: ¡pensaba que te olvidabas de mí! Me ha dado un abrazo que no podré olvidar. Es un gran hombre.

Pramila me ha cogido de la mano y Bijay se ha puesto al otro lado. Han dicho que venían al bus conmigo. Me he girado y he visto detrás mío a Mahesh y a Hari con unas caritas que no olvidaré. Suren iba gritándome que nos veíamos al día siguiente y que me daba un gran gran abrazo. Hemos ido hacia el bus y los he vuelto a abrazar. Me he subido al bus llorando y ha arrancado. Físicamente me he ido pero una parte de mí se ha quedado allí, en varios sitios. En la cocina, riendo con Gita y comunicándonos con gestos. En la habitación de los niños, mirando una película a escondidas de Suman más tarde de lo permitido. En el patio, haciéndole cosquillas a Kasturi y bailando el tango con ella. O persiguiendo a Bijay o a Hari porque no paran de chinchar. En el bidón de agua, donde Bijay y yo nos tirábamos agua mientras lavábamos los platos. En la terraza de la segunda planta, donde Suman y yo hemos conectado y me he dado cuenta de que es uno de los hombres con el corazón más grande que he conocido. En la sala de estudio, donde he hecho de profesora, de cojín, de taquillera, de amiga, de hermana y de madre. En la habitación de las niñas, donde he tenido sesión de peluquería con Anita cada día. Y, sobretodo, en la habitación de invitados de la segunda planta, donde me asomaba a escondidas varias veces al día para verlos y desde donde me llegaban los gritos de Gita llamándome para ir a comer, la risa contagiosa e inocente tan propia de Saugat y tantos otros momentos felices.

Mi cuerpo se va, pero sigo estando allí, bebiendo té negro y con una sonrisa en mi cara, sintiéndome la persona más afortunada del mundo por haberlos conocido. Espero haber dejado la mitad de lo que ellos me han dado a mí. Pramila me ha escrito en su carta hoy que estaba triste porque me iba y, mientras había estado, habíamos sido una familia que lo compartía todo. Se equivocaba en algo, sé (y estoy muy segura de ello) que seguiremos compartiendo un montón de cosas. Os dejo con algunas fotos.
Buenas noches de parte de la tía Andrea, la más afortunada del mundo.

 (Bijay, Pramila, Binod, Kasturi y yo haciendo limpieza a fondo de la cocina)
 (Saugat, Anita y yo haciendo pulseras)
 (Hari entregado con las pulseras)
 (Nuria, Anita, Bijay, Sangham, Saugat, Binod y yo)
 (Bijay y yo)
 (Suren, the boss, y yo)
(Una de las fotos más bonitas, con Bijay)

domingo, 29 de julio de 2012

 (Suman, mi director favorito, y yo)
Mi día ha empezado un poco regular. La verdad es que me he levantado bien pero a sabiendas que hoy era mi penúltimo día aquí. Volveré a recoger la maleta después de la semana de tour y antes de partir hacia el otro orfanato. También le he pedido a Suren y a Suman si puedo venir aquí los dos días antes de irme a España. En vez de irme al hotel, me gustaría más estar aquí. He dejado los niños en la escuela y me he ido a caminar, mi último paseo aquí. Lo he disfrutado muchísimo pero tenía los sentimientos muy a flor de piel, una cosa bestial. He vuelto con el cuerpo tibio y con un nudo en la garganta.

A la 1 Gita y yo nos hemos ido a por momos y pepsicola. Era mi comida oficial de despedida para con ella. La verdad es que ha estado super bien, Gita y yo creo que tenemos una conexión muy especial, me lo paso genial con ella, es una gran mujer. Después de la comilona hemos ido a buscar a Anita y a Sangham al colegio, la pequeña me ha dado la mano sólo verme y ha estado así todo el camino a casa, Sangham me la daba a ratos. Cuando hemos llegado al orfanato les he ayudado a hacer deberes y, al llegar los demás, ha salido el tema de que mañana me voy. Bijay estaba con una cara bastante triste, aunque hacía por estar bien, se le nota mucho. Anita, al poco, me ha venido con un dibujo y una carta para mí. Se ha puesto a llover un montón y Gita ha venido y me ha dicho que era Shiva llorando a cántaros porque me iba mañana. Kasturi me ha dicho que no me vaya, que me quede. Le he dicho que seguramente volveré antes de irme a España.

Todos han estado achuchándome mucho, muy conmigo. Me hace ilusión porque la mayoría llevan pulseras que hicimos y dicen que así se acordarán siempre de mí. A Bijay le he regalado una, que a él no le había hecho. Hari se ha quedado un poco mal y lleva toda la tarde así. Casi ni me habla. 

La verdad es que no sé cómo estoy. No sabría expresar mis sentimientos, no me veo capaz de hacerlo. Los echaré muchísimo de menos. Realmente son unos niños muy pero que muy especiales, algunos muy sensibles. De cada uno podría deciros algo. Me siento super conectada a ellos y creo (estoy bastante segura) de que esto no se acaba aquí. En fin, poco más por hoy. Voy a preparar kleenex para mañana. Ya os contaré cómo ha ido. Os deseo muy buenas noches, por última vez, desde al lado de la fábrica de PepsiCola.

sábado, 28 de julio de 2012

Esta mañana Saugat ha venido a picar a mi puerta para decirme si quería ir con él a buscar las notas. Yo no lo he oído así que no he podido ir con él pero cuando ha vuelto ha venido a enseñarmelas super rápido. Esta ha sido una mañana de lavado. Entre mi ropa y que entre todos hemos limpiado la cocina ha sido una mañana productiva, todos hemos esperado el Daal Bhat con ansia. Cuando la tarde entraba ha llegado Nuria, una chica de Pamplona que estará aquí tres días. Parece buena chica, me ha caído bien la verdad. Yo me voy el lunes de aquí así que estaremos dos días y medio de convivencia. 

Aposentada Nuria, he bajado los hilos y hemos estado haciendo pulseras con los niños. A las tres o cuatro pulseras hechas he salido a comprar henna. Suman ha dejado que me llevara a Kasturi y Anita. Después de la compra, Kasturi me ha hecho un dibujo precioso en la mano derecha. Obviamente, y no podía ser de otra forma, cuando Kasturi ha acabado su gran obra ya estaban todos pidiéndome películas. Hoy han (hemos) visto Aladin y El rey Arturo. Mientras veían la última me he puesto sentada en el suelo con Gita hablando un rato. Son momentos de tranquilidad muy bonitos.

Al acabar el Daal Bhat de la noche algunos ya se han empezado a preparar para ir a dormir que como hoy habíamos visto tantas horas de películas mejor era irse a la cama. Han estado jugando a cartas con Nuria, que hacía una especie de trucos de magia, y cada uno a su cama correspondiente. Anita me ha regalado un collar con piezas que son cubos pequeños con letras, es un amor. Pramila estaba preocupada porque no ha ido a recoger los zapatos de la escuela al zapatero, se le ha olvidado. Tenía una cara la pobre ya que, si no llevan el uniforme correctamente también les pegan. No hemos encontrado más solución que ir mañana yo y Gita a primera hora y tener los zapatos para las 8.30 que Pramila viene a comer aquí. Espero que la profesora no se enzarce con ella a primera hora.

Poco más por hoy, prometo mañana enseñaros la mano tan bonita que me ha dejado Kasturi, a ver si puedo. El lunes me marcho de aquí así que me quedan los últimos momentos para exprimir cada detalle de aquí... Buenas noches desde al lado de la fábrica de PepsiCola.

viernes, 27 de julio de 2012

Hoy, cuando he bajado a por el té Saugat ya ha venido a buscarme para decirme que si iba con él al cole hoy también me mostraría a sus amigos. Está super ilusionado y hoy se me caía la baba con él porque iba más guapo... También les he acompañado sola y Saugat me ha cogido la mano sólo empezar a caminar. Binod al principio también pero como es más tímido me la ha soltado rápidamente. Hemos ido los tres cantando Ai seu ti pego por el camino, que están obsesionados con esta canción. Después en el colegio han venido todos los amigos de ayer a saludarme, los he dejado en la escuela y me he ido a pasear un poco más de media hora por aquí. La verdad es que este sitio me gusta un montón, es encantador. Me gusta más que el centro de Katmandú y la zona del hotel. Esto es puro Nepal y da gusto, la verdad. 

Después del paseo he decidido irme al Thamel sola. He cogido el bus aquí en el cruce y me he subido. La gente me señala cuando hay sitio para sentarme, suelen ser muy majos aquí. Me he sentado al lado de una mujer que al poco me ha dicho que tenía unas manos muy bonitas. Cuando se ha bajado, le he dicho al chico que tenía al lado si podía indicarme cuando llegáramos a la parada en la que me tenía que bajar por si no reconocía el entorno. Me ha dicho que sí y el pobre resulta que tenía que bajarse dos paradas antes pero se ha esperado a llegar a la mía y luego me ha dicho que se volvía andando a la suya, que es donde tenía la universidad. Era estudiante de ingeniería. La gente tiene cosas como estas, suelen ser personas muy amables y muy auténticas.

He disfrutado mucho del paseo hasta el Thamel. He estado haciendo algunas compras y paseando sola. Cuando he acabado he entrado en el Momo Star porque tenía un mono de momos que no me lo aguantaba y he comido mis momos favoritos: momos vegetales con queso. He estado escribiendo mientras comía, ha sido una experiencia genial. Al salir, iba a marcharme ya cuando he visto en una tienda una cosa que ha hecho que se me encendiera la luz. He entrado y el chico que la llevaba resulta que estaba estudiando español e intentaba hablarme lo mejor que podía. A mí se me escapaba la risilla porque sin quererlo metía unas entonaciones y unas cosas que por dentro me partía. Me ha hecho sentarme y me ha empezado a ofrecer té y yo diciéndole que no. entonces me ha dicho que le visitara alguna vez y así practicaba conversación en español. Le he dicho que si estaba por los alrededores del Thamel ya le visitaría. Después de esto, me ha dado la mano derecha (signo nepalí habitual) y de repente me besa la mano y yo ay madre. Me dice que me parezco nepalí y que encantado de ser mi amigo. Entonces va y me dice que en agradecimiento me regala una pulsera que tiene una semilla el nombre de la cual es: ojos de Shiva. Me la pone y también me saca un collar con un elefante (parece que me lea la mente este) que es Ganesha y me lo regala también y encima me ha hecho un buen descuento a la compra. Al finalizar, me ha indicado cómo llevar a la parada de autobuses de la forma más rápida... ¡Da gusto hacer amigos así!

Cuando iba hacia la parada de autobuses me he encontrado con una imagen muy fuerte para mí. Cuando te alejas del Thamel empiezas a ver la pobreza real, la enfermedad. Ves por la calle gente con miembros amputados o con miembros fatales pidiendo. Pero lo que me he encontrado hoy no me lo había encontrado nunca. Iba caminando cuando de repente he visto un bebé tirado en la calle con un cuenco al lado. Estaba muy sucio y tenía moscas por todo el cuerpo. Ha sido una imagen realmente cruda. La madre o familia, no sé lo que era que estaba al lado tampoco tenían mejor pinta. La cosa es que, aunque sé que esto es una técnica para que la gente dé mas dinero, es algo que me horroriza realmente. Pero supongo que cuando hay necesidad se hace todo lo inimaginable.

Me he vuelto en bus local sola, todo bien. Ya domino el tema mucho. A medio camino el bus ha tenido un pequeño problema y se ha quedado parado y nos ha hecho bajar a todos. Ha podido arrancar de nuevo y nos hemos tenido que subir casi en marcha. Típico nepalí. Yo pensaba que me quedaba ahí en medio de la nada y que no podría volver, la risa. Al volver hemos ido con Gita al colegio de Bijay y Mahesh a recoger las notas de sus exámenes. La verdad es que Mahesh lo ha hecho muy bien, tiene un 86/100 pero dice que no está contento, que quiere mejores resultados. Bijay tiene menos y estaba bastante preocupado por si Suman le decía algo. No le ha dicho nada finalmente. A quien sí le ha dicho es a Sangham, y mucho. He presenciado como le daban en la sala de estudio. Ha sido una cosa muy dura, Sangham es el más pequeño de todos. Sé que es tremendo y que Suman tiene que poner un poco de orden al asunto, él es un crío complicado que viene de la calle y es muy rebelde pero, aún así, ver escenas así me rompe el corazón.

Hoy por la calle me entraba la risa porque aquí, en Nepal, se ve cada cosa... Los nepalíes son muy ellos, por decirlo de alguna manera. Aquí ves autobuses que parecen una lata de sardinas y en los que el efecto dominó es continuo (si te caes tú, se cae el de al lado y así consecutivamente), motos con 4 personas encima, chicos de la mano (entre chicos y entre chicas ir de la mano es signo de amistad muy fuerte), etcétera. Cosas muy curiosas que no dejan de sorprenderme. En fin. Esto es todo por hoy. Mañana viene una voluntaria nueva al orfanato y seremos dos aquí, a ver qué tal va. Saludos desde el país de las cosas curiosas.

jueves, 26 de julio de 2012

Ayer por la mañana me fui en el bus local hasta donde vive Sagar y luego nos fuimos con otro autobús, que por cierto lo conducía una mujer, a la estupa Bodhnath. Esta es el centro principal del exilio tibetano en Nepal. Alrededor de la base giran unos 800 cilindros de oraciones con la inscripción: Om mani padme hum. La verdad es que me pareció un sitio muy bonito, la sensación no fue comparable a la de Pashupatinath pero estuvo muy bien. Es un lugar tranquilo y apacible y hay varias tiendas de artesanía y demás. Después de visitar también el monasterio Sagar y yo estuvimos dando vueltas por allí y al poco decidimos marcharnos. Cogí un taxi para volver al orfanato y Sagar se fue a coger un transporte que le llevara a Durbar Square que le tocaba visita con la otra voluntaria.

El viaje en taxi fue tremendo. No sé por qué razón el hombre no cogió el camino de la ciudad y se empezó a meter por zonas no asfaltadas y, claro, teniendo en cuenta que durante la anterior tarde y la noche había llovido un montón había allí un barrizal que tela. A veces el coche iba ladeado porque intentaba no pillar todos los charcos y yo pensaba madre mía no llego al orfanato. La situación más crítica fue cuando llegamos a un barrizal enorme y había un coche y un camión encallados. Ahí sí que pensé, de esta no salimos yo no llego al orfanato y encima no tengo ni idea de dónde estoy. Pero el señor taxista, con la primera y el pedal a tope le dio y al final conseguimos salir del apuro. Llegué al orfanato bien después de tanto sobresalto.

Ayer fue un día especial en el orfanato, el Día Oficial de los Macarrones con Tomate (y pollo, en este caso). A las 5, mientras los niños hacían los deberes Gita y yo nos pusimos a cocinar. La verdad es que salieron buenos. A todos les gustaron mucho excepto a Pramila que creo que no le gustan los macarrones y la veía hacer un poco de esfuerzo para comérselos. La pobre me dio las gracias después. Este gran e importante día queda documentado en una foto como podéis ver. Después de la cena acabamos de ver La Cenicienta y empezamos a ver Robin Hood. Yo me dormía en la película, estaba cansadísima ayer. Al poco se fue completamente la electricidad y salí de la habitación d los chicos con el ordenador en mano, el disco duro, el móvil y la riñonera. Como no veía nada me salté un escalón (para subir a mi habitación y a la de Souman hay una especie de escalera pronunciada) y me caí para abajo metiéndome una leche de consideración. Menos mal que estaba Bijay y me ayudó y vino a mi habitación para darme la mano y decirme buenas noches como cada día. A la hora más o menos se fue todo, la luz, el Internet, etc. Salí a lavarme las heridas y Souman me viene todo preocupado diciéndome que no podré acceder más a Internet y yo diciéndole que estuviese tranquilo que estaba cansada y me iría a dormir y él todo preocupado diciéndome que vale, que me lo intentaría arreglar al siguiente día por la mañana si las placas solares tenían carga. Souman es muy buen hombre me cae genial y está muy pendiente de mí y de que esté bien. Me dice que esta es mi casa y que haga lo que quiera. Ayer estaba un poco mal porque tiene glaucoma y no ve mucho y se le había irritado un ojo por dentro y aún le era más incómodo mirar.

Hoy me he despertado y duchado con agua fría como siempre. Cuando he bajado Gita me ha preparado el té (que es té negro, según me ha dicho) y ya han bajado Kasturi, Bijay, Hari, Binod y Saugat a hacer perrerías. Pramila ha venido al poco, se habrá acercado al colegio para resolver dudas de los deberes. Esta chiquilla me tiene preocupada. Intento vigilarla siempre aunque no le diga nada. Hoy se ha levantado otra vez a las 4 de la madrugada para estudiar y hacer deberes. No duerme ni 6 horas al día. Le he dicho que el sábado haga el favor de dormir mucho y descansar sobretodo. Al poco me ha venido Saugat a decir que si iría con él al colegio y le he dicho que sí que obviamente y estaba todo contento porque decía ¡te voy a presentar a mis amigos, bien! Así que post-té y ha tocado el ritual de ver como se ponen los uniformes, como se peinan o se echan colonia. Le ato los cordones a Saugat, le quito una mancha de arena que lleva Binod en el pantalón y nos vamos para la escuela. Hoy ya les he acompañado yo sola, me ha hecho ilusión. Cuando hemos llegado Saugat ha empezado a chillar no sé cuantos nombres y a decirme you wait y yo que sí que sí que no me muevo de aquí. Me ha traído a 5 o 6 amigos y me iba diciendo este es el primero de clase, este el segundo, este hace tal el otro cual. Estaba emocionadísimo.

Los he dejado en el cole y, como iba sola, he decidido echar a andar para ver un poco como eran los alrededores del orfanato. He andado como 45 minutos, no sé dónde he llegado pero he descubierto por el camino una tienda que hacen pastelitos nepalíes. Son distintos a los árabes pero están muy muy buenos. He visto y probado tres: una bola como rellena de coco con miel por encima, una galleta muy buena que no sé de qué era y un rombo que creo que tenía frutos secos. Me los he comido de vuelta al orfanato. Aquí no hay aceras así que me estoy volviendo ya toda una experimentada en esquivar coches, motos, bicicletas, autobuses y todos los medios de transporte.

Por la tarde he ido a comprar mangos y a pasear un buen rato. Sin rumbo fijo ni nada por el estilo, simplemente a pasear por el placer de pasear. Ha sido un día bastante reflexivo pero muy bonito. Me encanta salir a pasear y que la gente me sonría. Es genial. Cuando he vuelto hemos puesto un poco de música con el móvil y luego Hari me ha regalado un dibujo precioso. Por la noche, como no, ha tocado sesión de película. Hoy hemos acabado Robin Hood y les he puesto, recomendación mía, El libro de la selva. Les he dicho que les encantaría y efectivamente, así es. Mientras ellos veían la película Gita me pintaba las uñas del rojo que se ponen aquí las mujeres en la festividad que estamos porque dice que no puede ser que me muerda las pieles, me va diciendo: bad, Andrea! Y esto es todo por hoy, amigos. Ya iré subiendo noticias y fotos de estas personitas geniales. Un besazo enorme desde el país de las sonrisas.

martes, 24 de julio de 2012

Ayer fui a Pashupatinath. Había quedado con Sagar para ir pero al final no pudo venir y fui sola. La verdad es que, viéndolo a posteriori, tenía que ir sola a un lugar como este. El taxi me dejó en la entrada y, como yo no había comido nada y el taxista tampoco tenía cambio, me compré en un bar nepalí (entrecomillemos lo de bar, por favor) un zumo de mango y una rosquilla que hacen aquí para comer y tuve cambio para pagarle, todos contentos. Pagué la entrada y contraté a un joven estudiante que era guía por tres euros. Cuando llegamos a la zona principal todo empezó a impactarme mucho y a impresionarme. En este templo se incinera a la gente. Las incineraciones aquí son públicas y siguen todo un ritual. Primero se coloca el cuerpo que se procederá a incinerar, el hijo de la familia da vueltas alrededor del cuerpo con una especie de ofrendas en las manos y luego es la última vez que pueden verle la cara. Después, el incinerador empieza a hacer arder el cuerpo hasta que este se convierte en una enorme llamarada de fuego que tarda 5 horas en quemarse. Transcurrido este tiempo, se tira al río sagrado donde hay algunas personas buscando oro ya que, a veces, se les colocan monedas de oro en la boca a los muertos para la siguiente vida. El cuerpo se quema, obviamente, pero las monedas no. En Pashupatinath hay dos zonas, la zona de los pobres y la de los ricos, y un pilón que es donde se queman a presidentes y otras personalidades importantes.

Me explicó el significado de los templos con los lingam, los diferentes dioses que estaban pintados o esculpidos y su historia y culto. Como se está celebrando la festividad en la que las mujeres van al templo o a pedir un marido o a pedir larga vida para su marido, había un montón de gente. Aquí las mujeres rezan para que su marido tenga una larga vida y para que ellas se mueran primero. Es algo muy fuerte cuando te lo dicen pero es real. Las mujeres quieren morir primero que sus maridos porque, cuando se quedan viudas, no tienen derecho a la mayoría de las cosas. Casi no pueden salir de casa. Entonces, prefieren morir antes que vivir así.

Después de que se acabara el tour y de hacerme fotos con sadhus, me quedé por allí un rato sola. Cabe mencionar, como la mayoría ya sabéis de mi gran suerte, que me atacó un mono. Estaba bebiendo el zumo de mango que había comprado cuando veo que la mayoría de la gente de mi lado se aparta, obviamente me aparté yo también y me encontré con un mono mirando mi zumo fijamente. Al poco, el chico que estaba a mi lado dándome conversación me dijo, ¡por favor tírale el zumo o te saltará encima! Así que le tiré el zumo al mono y el muy marrano coge, se lo lleva y se pone en la esquina a imitarme, bebiendo el zumo y apretando el brick. Después del incidente animal, empezó un ritual de incineración. Yo con el guía no había presenciado ninguno así que me quedé. Fue ahí donde todo adquirió otra dimensión mucho más impresionante. Ver el cuerpo, el hijo dando vueltas alrededor sostenido por personas porque no podía andar casi, la última vez que le veía la cara a su padre y como se lo llevaban llorando. Entonces, el cuerpo empezó a arder. Me quedé hasta que todo era una gran llama naranja y me fui.

Aquí tienen una visión muy distinta a nosotros de la muerte. Cuando estaba viendo la incineración, aunque sobra decir que me emocioné muchísimo, supe que allí, en ese preciso momento, había encontrado otra de las cosas que estaba buscando aquí.

Hoy he ido con Sagar al Thamel, a hacer algunas compras. Sagar es un negociante de cuidado y se hace con todo el mundo como ya he contado aquí varias veces. También nos hemos pasado por el hotel, el Katmandú Garden, para ver si estaba Sangita y para recapacitar sobre las compras. Cuando estábamos allí me he dado cuenta que echaré de menos tomarme una Coca Cola riéndome con Sagar. Después he cogido el bus local sola para volver hacia el orfanato que él había quedado con otra voluntaria que acaba de llegar para ir al Monkey Temple. Me encanta ir en bus local, aunque a veces parece una lata de sardinas o tienes que hacer esfuerzos para no caerte encima de alguien, es una experiencia chulísima. En el Thamel he comprado macarrones y salsa de tomate, mañana será el Día oficial de los macarrones con tomate. Cuando Anita y Bijay los han visto se han puesto super contentos. Bijay, que ya estaba abrazado a mí, me ha empezado a dar besos. También les he comprado galletas que anteayer se acabaron. 

Anita cada día, antes de ponerse a hacer los deberes, me peina igual que va peinada ella. Me lo retoca varias veces antes de que se acabe el día. A medida que van haciendo los deberes me lo van diciendo y se los corrijo o me preguntan cosas si tienen dudas. Bijay que no sé por qué suele acabar los deberes rápido, suele estirarse con la cabeza en mis piernas y hace que duerme durante un rato. Binod me ha dado oficialmente el dibujo y Bijay ha escrito una semi-dedicatoria bonita que acaba con un gracias por todo. Me ha hecho mucha ilusión.

Hoy les he dado lo que les traje. Souman iba haciendo fotos a todo muy emocionado y Suren me sonreía todo el rato. Me han propuesto que les de media hora de clase al día de español, he aceptado porque me parece una muy buena idea. Todos me han dado las gracias luego y me han dicho si les iba a poner una película (como no, con la cancioncilla del please, please). Al final les he puesto La Cenicienta. Desde buen comienzo les ha encantado y a mí me ha hecho especial ilusión porque siempre ha sido una de mis películas favoritas. Me iban diciendo qué película tan bonita y todos se reían mucho con los ratones cantando y con otras escenas. En ese momento he sentido que, aunque parezca una chorrada, creo que con cosas así les estoy dando una parte de la infancia que nunca han tenido. Así que es genial.

Me despido por hoy, que la cama me llama. Un beso enorme desde al lado de la fábrica de PepsiCola. Os muestro un pequeño repertorio de los monstruitos que conviven conmigo en el orfanato y que tanto quiero:

 Saugat, Binod y Hari
 Gita y yo
 Hari, Saugat, Puppy y yo
Anita comiendo noodles
Bijay durmiendo en mi falda
Binod, Shangam y Hari haciendo deberes