martes, 24 de julio de 2012

Ayer fui a Pashupatinath. Había quedado con Sagar para ir pero al final no pudo venir y fui sola. La verdad es que, viéndolo a posteriori, tenía que ir sola a un lugar como este. El taxi me dejó en la entrada y, como yo no había comido nada y el taxista tampoco tenía cambio, me compré en un bar nepalí (entrecomillemos lo de bar, por favor) un zumo de mango y una rosquilla que hacen aquí para comer y tuve cambio para pagarle, todos contentos. Pagué la entrada y contraté a un joven estudiante que era guía por tres euros. Cuando llegamos a la zona principal todo empezó a impactarme mucho y a impresionarme. En este templo se incinera a la gente. Las incineraciones aquí son públicas y siguen todo un ritual. Primero se coloca el cuerpo que se procederá a incinerar, el hijo de la familia da vueltas alrededor del cuerpo con una especie de ofrendas en las manos y luego es la última vez que pueden verle la cara. Después, el incinerador empieza a hacer arder el cuerpo hasta que este se convierte en una enorme llamarada de fuego que tarda 5 horas en quemarse. Transcurrido este tiempo, se tira al río sagrado donde hay algunas personas buscando oro ya que, a veces, se les colocan monedas de oro en la boca a los muertos para la siguiente vida. El cuerpo se quema, obviamente, pero las monedas no. En Pashupatinath hay dos zonas, la zona de los pobres y la de los ricos, y un pilón que es donde se queman a presidentes y otras personalidades importantes.

Me explicó el significado de los templos con los lingam, los diferentes dioses que estaban pintados o esculpidos y su historia y culto. Como se está celebrando la festividad en la que las mujeres van al templo o a pedir un marido o a pedir larga vida para su marido, había un montón de gente. Aquí las mujeres rezan para que su marido tenga una larga vida y para que ellas se mueran primero. Es algo muy fuerte cuando te lo dicen pero es real. Las mujeres quieren morir primero que sus maridos porque, cuando se quedan viudas, no tienen derecho a la mayoría de las cosas. Casi no pueden salir de casa. Entonces, prefieren morir antes que vivir así.

Después de que se acabara el tour y de hacerme fotos con sadhus, me quedé por allí un rato sola. Cabe mencionar, como la mayoría ya sabéis de mi gran suerte, que me atacó un mono. Estaba bebiendo el zumo de mango que había comprado cuando veo que la mayoría de la gente de mi lado se aparta, obviamente me aparté yo también y me encontré con un mono mirando mi zumo fijamente. Al poco, el chico que estaba a mi lado dándome conversación me dijo, ¡por favor tírale el zumo o te saltará encima! Así que le tiré el zumo al mono y el muy marrano coge, se lo lleva y se pone en la esquina a imitarme, bebiendo el zumo y apretando el brick. Después del incidente animal, empezó un ritual de incineración. Yo con el guía no había presenciado ninguno así que me quedé. Fue ahí donde todo adquirió otra dimensión mucho más impresionante. Ver el cuerpo, el hijo dando vueltas alrededor sostenido por personas porque no podía andar casi, la última vez que le veía la cara a su padre y como se lo llevaban llorando. Entonces, el cuerpo empezó a arder. Me quedé hasta que todo era una gran llama naranja y me fui.

Aquí tienen una visión muy distinta a nosotros de la muerte. Cuando estaba viendo la incineración, aunque sobra decir que me emocioné muchísimo, supe que allí, en ese preciso momento, había encontrado otra de las cosas que estaba buscando aquí.

Hoy he ido con Sagar al Thamel, a hacer algunas compras. Sagar es un negociante de cuidado y se hace con todo el mundo como ya he contado aquí varias veces. También nos hemos pasado por el hotel, el Katmandú Garden, para ver si estaba Sangita y para recapacitar sobre las compras. Cuando estábamos allí me he dado cuenta que echaré de menos tomarme una Coca Cola riéndome con Sagar. Después he cogido el bus local sola para volver hacia el orfanato que él había quedado con otra voluntaria que acaba de llegar para ir al Monkey Temple. Me encanta ir en bus local, aunque a veces parece una lata de sardinas o tienes que hacer esfuerzos para no caerte encima de alguien, es una experiencia chulísima. En el Thamel he comprado macarrones y salsa de tomate, mañana será el Día oficial de los macarrones con tomate. Cuando Anita y Bijay los han visto se han puesto super contentos. Bijay, que ya estaba abrazado a mí, me ha empezado a dar besos. También les he comprado galletas que anteayer se acabaron. 

Anita cada día, antes de ponerse a hacer los deberes, me peina igual que va peinada ella. Me lo retoca varias veces antes de que se acabe el día. A medida que van haciendo los deberes me lo van diciendo y se los corrijo o me preguntan cosas si tienen dudas. Bijay que no sé por qué suele acabar los deberes rápido, suele estirarse con la cabeza en mis piernas y hace que duerme durante un rato. Binod me ha dado oficialmente el dibujo y Bijay ha escrito una semi-dedicatoria bonita que acaba con un gracias por todo. Me ha hecho mucha ilusión.

Hoy les he dado lo que les traje. Souman iba haciendo fotos a todo muy emocionado y Suren me sonreía todo el rato. Me han propuesto que les de media hora de clase al día de español, he aceptado porque me parece una muy buena idea. Todos me han dado las gracias luego y me han dicho si les iba a poner una película (como no, con la cancioncilla del please, please). Al final les he puesto La Cenicienta. Desde buen comienzo les ha encantado y a mí me ha hecho especial ilusión porque siempre ha sido una de mis películas favoritas. Me iban diciendo qué película tan bonita y todos se reían mucho con los ratones cantando y con otras escenas. En ese momento he sentido que, aunque parezca una chorrada, creo que con cosas así les estoy dando una parte de la infancia que nunca han tenido. Así que es genial.

Me despido por hoy, que la cama me llama. Un beso enorme desde al lado de la fábrica de PepsiCola. Os muestro un pequeño repertorio de los monstruitos que conviven conmigo en el orfanato y que tanto quiero:

 Saugat, Binod y Hari
 Gita y yo
 Hari, Saugat, Puppy y yo
Anita comiendo noodles
Bijay durmiendo en mi falda
Binod, Shangam y Hari haciendo deberes

3 comentarios:

  1. momento mono!:) magnifiques les fotos!!:) <3

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  2. Tienes un privado comentando esta entrada. No sé qué me gusta más, si la dedicatoria del dibujo, Bijay durmiendo en tu falda o los macarrones con tomate. Bueno, ¡y no vamos a desmerecer al momento mono!

    Un beso gigante :)

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  3. Hay que estar en Phashupatinath para saber que se siente y encontrar otra idea de la muerte y de la vida. Si vivieramos con una noción de la muerte tan natural, valorariamos de otro modo la vida.
    Me encanta lo que le estas dando a esos niños, que yo también siento como parte mia. Me siento muy agradecido...

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