“Al final he logrado creer en algo que yo llamo la física de la
búsqueda. Una fuerza de la naturaleza que se rige por leyes tan reales
como la ley de la gravedad. La regla de la física de la búsqueda viene a
decir algo así: si tienes el valor de dejar atrás todo lo que te
protege y te consuela, lo cual puede ser desde tu casa hasta viejos
rencores, y embarcarte en un viaje en busca de la verdad, ya sea
interior o exterior, y si estás dispuesto a que todo lo que te pase en
ese viaje te ilumine y a que todo al que encuentres en el camino te
enseñe algo; y si estás preparado, sobretodo, a afrontar y a perdonar
algunas de las realidades muy duras de ti mismo, entonces la verdad no
te será negada”. Y es que, a veces, sólo necesitamos veinte segundos de coraje irracional para acabar encontrándonos con algo magnífico...
jueves, 30 de agosto de 2012
domingo, 19 de agosto de 2012
Escribo desde el locutorio donde estoy imprimiendo el billete de avión que me llevara de vuelta a Barcelona. Llevo bastantes días ausente del blog porque la verdad es que en este tipo de experiencias creo que llega un momento en el que se te acumulan las cosas por procesar y, al menos es lo que me ha pasado a mí, te vuelves incapaz de verbalizar lo que vives o lo que sientes.
Hoy visitaré el orfanato de Indu, el orfanato que puse como preferencia pero que al final por un suceso accidental no pude ir. La verdad es que tengo ganas de visitarlo y tengo la incertidumbre de saber qué me voy a encontrar alli. Me sabe un poco mal no haber podido estar allí durante un tiempo como estaba programado pero también pienso que quizá no tenía que ser. Otra vez será.
Auguro que hoy será un día muy duro para mí, las despedidas no me gustan nada. Algunos de ellos llevan desde ayer un poco tristes ya. Esta manana me he levantado a las 6 porque ya no podía dormir más y he finalizado de escribir todas las postales de obras de arte que traje para ellos. Me daba un poco de vergüenza dárselas, de hecho, mi plan era entregárselas cuando me fuera pero he aprendido en este viaje que tengo que abrirme un poco más al mundo y dejar de ser tan individualista con mis sentimientos. Así que, con un par, se las he dado uno a uno, cara a cara, en mi habitacion (llamémosle mi habitación, como han sido casi todas las de la casa).
No soy consciente de que me voy y tampoco soy consciente de todo lo que me han enseñado, de todo lo que me han dado y de lo mucho que he cambiado. No sé cómo sera la vuelta a Barcelona y a la vida de antes (digo antes por llamarlo de algun modo). Me da un poco de miedo cómo va a ser todo porque me da la sensación de que las cosas van a ser diferentes y la gente tendrá que readaptarse un poco, igual que yo. Aun asi, confío que con paciencia todo se irá colocando poco a poco en su sitio. Creo a pies juntillas que esta experiencia ha acelerado todo el proceso que ya había empezado hace tiempo, he dado un brinco muy grande. Ahora sólo queda encontrar la manera de complementarlo todo, de conectar las cosas.
Creo que siempre estaré en deuda con todo esto. Hace un tiempo encontré unas citas que reflejan lo que he sentido aquí, o lo que he aprendido. Me gustaría mostrároslas porque una de mis metas ahora es intentar transmitir todo lo que he aprendido a la gente. Creo que es muy pero que muy necesario. En primer lugar, y refiriéndome al vértigo que produce emprender una aventura así, no hay mejor frase que la que pronunciaba Demetrio: no hay hombre más desdichado que el que nunca probó la adversidad. Y me he dado cuenta de eso aquí también. En realidad, detrás de cada pequeño obstáculo hay una oportunidad para seguir creciendo.
Por otro lado, la gente nepalí (generalizando) tiene muy claras sus limitaciones, cosa que les permite no ambicionar en una demasía que no pueden alcanzar y caer en trampas como la de la sociedad occidental que siempre tienta a su habitante a querer más, a poseer más. En referencia a esto, Ebner decía que estar contentos con poco es difícil, pero, con mucho, es imposible. Y no hay nada más cierto que eso. Parece que cuantas más cosas tenemos más infelices nos sentimos, nada nos llena por completo, ni los pequeños buenos momentos. Estamos dentro de la trampa. Y, en relación con esta reflexión no hay mejor frase que la de Longfellow: la mayoría de las gentes triunfaría en las cosas pequeñas si no estuviera hostigada por grandes ambiciones.
En fin, después de tanta reflexión os dejo. Quizá pueda escribir desde Qatar o antes de irme de aquí. Por si acaso, ahí lo dejo. No diré adiós porque creo que no es un adiós para siempre. Estoy segura que esto no ha hecho más que empezar y que el proyecto comienza ahora. No me queda mucho más por decir. Me siento super afortunada y agradecida por esta experiencia. Gracias a mi familia, a mis amigos, a toda la gente que se ha preocupado. A los compañeros de viaje con los que he tenido tan buenos momentos. Y os dejo con la misma frasede Einstein que puso alguien muy especial para mí: la mente que se abre a una idea nueva, jamás volverá a su tamaño original. Nepal ha sacado el polvo de mis alas...
jueves, 9 de agosto de 2012
Vuelvo a las
andadas y me dispongo a explicaros todo lo sucedido estos días.
Después del festival en Bhaktapur y de visitar la ciudad, ya más
tranquila, a la mañana siguiente durante dos horas, cogí la mochila
y Sagar y yo empezamos el camino a Namobuddha. Cogimos un bus
dirección Dhulikhel y a partir de allí hicimos el camino a pie.
Hubo momentos en los que pensé que no llegaba al monasterio ya que
son muchas horas de camino y este no es precisamente fácil. La
verdad es que la caminata de ida y la de vuelta valieron la pena.
Namobuddha pasa directamente a estar en los primeros puestos de mi
lista de sitios favoritos.
Deacuerdo con la
religión budista, se explica que hace seis mil años había un
príncipe que se llamaba Ngingdui Tshenpo. Este es el lugar donde el
príncipe donó su cuerpo a una tigresa hambrienta y a sus cinco
crías. Después de donar el cuerpo, renació en Lumbini y fue
llamado Gautam Buddha. Fue a este mismo lugar con sus aprendices.
Syarit, Maao Gyalgi Buku y Gautam Buddha rodearon la stupa tres veces
y rezaron tres veces, después de sus oraciones el sitio fue llamado
Sangke Fyafulsa. Finalmente, se le otorgó el nombre de Namo Buddha
por parte de toda la gente que visitaba el sitio.
Lo cierto es que es
un lugar donde sientes realmente la paz y la tranquilidad, tiene un
aura muy especial, realmente los monjes te contagian todo lo que son
y rápidamente te sientes envuelta en ello. Tuve pocas ocasiones de
tener intimidad en esta visita, hubiera necesitado muchísimas más y
hubiera necesitado otro tipo de compañía si no ninguna. Al menos
para sentir la estancia bien e ir procesándola poco a poco. No fue
así pero igualmente guardo un buen recuerdo del sitio y de las
ínfimas conversaciones que pude tener con algunos monjes o gente que
estaba de retiro espiritual. Entre muchos momentos de paz interior
recuerdo estar en la sala de oración con todos los monjes recitando
los mantras, recuerdo esa sensación de estar conectada con ellos y
tener una tranquilidad total.
A la vuelta
bajábamos por otro lado y cogíamos un autobús en Panauti, que yo
tenía que irme al orfanato de Indu, al segundo que tenía programado
visitar. Después del largo trayecto de vuelta, nos subimos al bus y
para mi sorpresa el bus se para en medio de la carretera, veo que
todos los otros automóviles tanto públicos como privados también
se paran y me encuentro de frente con que han empezado una huelga
improvisada (la huelga oficial era al día siguiente). Yo, mi
cansancio, y todos los demás ocupantes de los distintos medios de
transporte estuvimos esperando ad aeternum en la cuneta de la
carretera. Finalmente conseguimos subirnos a otro bus y hicimos
camino a Banesor, donde el taxi de VEEP Nepal me llevaría al otro
orfanato.
Al
subirme al taxi llaman a Sagar, era Suren. Resultaba que a Indu se le
había muerto el padre (o el padre de su marido, no lo acabé de
entender) ese mismo día y estaba en Pashupatinath. Según la cultura
de aquí, a la muerte de un familiar directo tienes que estar trece
días continuando el duelo ergo yo, que ya estaba de camino al
orfanato, no me pude quedar. De hecho, ni me pude quedar en el
orfanato que había puesto con prioridad ni podré quedarme en el
futuro ya que los trece días se acaban justo el día que me voy de
aquí. Lo que ya acabó de ser sorprendente fue cuando Sagar me
espetó, bueno, ahora tienes que volverte al primer orfanato. Sí,
lectores, son esas las casualidades del destino que te dejan tibio y
te hacen pensar mucho. Realmente, yo me quedé muy fría porque se me
había roto todo lo que estaba programado en un santiamén y tenía
que tomar algunas decisiones. Pero bueno, como decía Shakespeare:
nada es bueno ni malo, solamente lo que pensamos confiere esa
calidad.
Creí que, después
de todo, no había más señales para mostrarme que tenía que
quedarme en el primer orfanato que había estado y no pasar una o dos
noches aquí e irme a otro, además de que creo que esto no es un
hotel para alojar huéspedes que no tienen donde ir repentinamente.
En fin, que a la mañana siguiente hablé con Suman y me dijo que no
había ningún problema. Cuando llegó Suren hablé con él y le
expliqué (o intenté hacerlo) cómo veía las cosas y que sentía
que tenía que quedarme, también para asegurar mi estabilidad
emocional.
(Anita, que a las seis de la mañana de ayer pasó a ser mi canelón favorito y que, sin darse cuenta, me regaló uno de los momentos más bonitos y especiales que he tenido)
Así que, queridos
lectores, aquí estoy y así son las cosas. Me encuentro en el lugar
donde empecé, un lugar en el que me siento muy bien y con unos niños
magníficos. Son días de reflexión y meditación, para asentar todo
lo vivido en Namobuddha, que en realidad fueron más cosas de las que
parecen, para asentar todos los cambios repentinos y supongo que, en
realidad, para ir asentando poquito a poco todas las modificaciones
personales que este viaje suscita. Me quedan diez días para irme y
parece que fuera ayer que cogía el avión en el Aeroport del Prat,
llegaba a Doha, cogía otro y acababa en el Katmandú Garden, viendo
como los niños de la escuela de al lado jugaban en el recreo. Tempus
fugit, que decía el poeta. Y, otra vez os lo digo -orgullosa, y con
una sonrisa de oreja a oreja-, un beso enorme a todos desde al lado
de la fábrica de Pepsicola.
martes, 7 de agosto de 2012
Aún tengo que
asentar muchas de las cosas que he vivido y que han pasado estos
últimos días. Ya os hablaré a posteriori de eso. Ahora me gustaría
dejaros con un fragmento que he leído esta mañana y que me ha
parecido muy significativo. Espero que os resulte igual de especial a vosotros, a mí me hace reflexionar mucho.
“Lo que más me
sorprende del hombre occidental es que pierde la salud para ganar
dinero, después pierde el dinero para recuperar la salud. Y por
pensar ansiosamente en el futuro no disfruta el presente, por lo que
no vive ni el presente ni el futuro. Y vive como si no tuviese que
morir nunca, y muere como si nunca hubiera vivido.”
(Dalai Lama)
viernes, 3 de agosto de 2012
Hoy me he venido para Bhaktapur donde pasaré la noche para disfrutar de uno de los festivales más populares de Nepal. El
"Carnaval de las vacas" es una fiesta de origen antiguo que
se celebra en todo el Valle de Kathmandú un día después de la luna
llena de agosto-septiembre. Literalmente Gai
jatra
significa "Fiesta (Jatra)
de las vacas (Gai)."
La leyenda explica que una reina estaba desconsolada después de la muerte de su hijo más querido. El rey ordenó que toda aquella familia que hubiese perdido algún miembro durante el último año sacase las vacas a la calle para demostrar a la reina que no estaba sola en su sufrimiento. Cuando esto dejó de consolar a la reina, el rey ofreció una recompensa a quien consiguiese hacerla reír. Por las calles aparecieron disfraces fantásticos y se hicieron sátiras hasta que la reina sonrió. El rey instituyó desde entonces este festival anual, en el que las familias afligidas sacan todavía hoy a sus vacas y a sus niños disfrazados por las calles de Kathmandú, Patan y Bhaktapur.
La leyenda explica que una reina estaba desconsolada después de la muerte de su hijo más querido. El rey ordenó que toda aquella familia que hubiese perdido algún miembro durante el último año sacase las vacas a la calle para demostrar a la reina que no estaba sola en su sufrimiento. Cuando esto dejó de consolar a la reina, el rey ofreció una recompensa a quien consiguiese hacerla reír. Por las calles aparecieron disfraces fantásticos y se hicieron sátiras hasta que la reina sonrió. El rey instituyó desde entonces este festival anual, en el que las familias afligidas sacan todavía hoy a sus vacas y a sus niños disfrazados por las calles de Kathmandú, Patan y Bhaktapur.
La
celebración comienza de buena mañana en cada casa, donde se hacen
plegarias y ofrendas de frutos y dulces para las almas de los
difuntos. Después, todas las famílias que durante el año han
perdido un miembro, desfilan en procesión acompañadas por
sacerdotes, músicos y bailarines y por una vaca o elemento que la
represente: figura, dibujo, estructura de bambú o niños disfrazados
según las diversas variantes de la fiesta en diferentes poblaciones.
En la cultura hindú, la vaca es un animal sagrado por que es el guía
que ayuda a las almas de los difuntos a cruzar el río sagrado
Vaitarani en el camino de partida.
Las
procesiones y desfiles varían en función del status económico y el
origen de la familia, pero todas se van sumando por el camino y al
final siguen conjuntamente un recorrido prefijado que pasa por los
principales lugares de culto de la ciudad donde se celebra. Se cree
que esta era la manera como antiguamente los reyes contaban cuanta
gente había muerto en la ciudad durante el año.
En
Bhaktapur tiene lugar una variante de la fiesta muy especial y llena
de color que convierte a la ciudad en una espectacular procesión que
dura todo un día. Gentes de todo el Valle se trasladan ese día a
Bhaktapur para participar de la celebración y contemplar el desfile.
En esta ciudad la fiesta tiene los mismos elementos, pero la
caracterización de la vaca es particular.
Por la mañana, cada familia construye unas figuras con caña de bambú ricamente adornadas con telas de colores y coronades por el dibujo de una cabeza de vaca y cuernos hechos con lianas. Esta figura gigantesca representa al difunto (al que se recuerda con una fotografía) y se pasea en pasacalle durante todo el día, transportada a hombros de cuatro hombres y sujetada por dos largas piezas de tela. Algunas familias se construyen figuras menores o carruajes con una estatuilla de vaca que pasean mientras queman incienso. Otras simplemente disfrazan de vaca a los más pequeños.
Por la mañana, cada familia construye unas figuras con caña de bambú ricamente adornadas con telas de colores y coronades por el dibujo de una cabeza de vaca y cuernos hechos con lianas. Esta figura gigantesca representa al difunto (al que se recuerda con una fotografía) y se pasea en pasacalle durante todo el día, transportada a hombros de cuatro hombres y sujetada por dos largas piezas de tela. Algunas familias se construyen figuras menores o carruajes con una estatuilla de vaca que pasean mientras queman incienso. Otras simplemente disfrazan de vaca a los más pequeños.
Después de terminar la procesión, al atardecer, casi todo el mundo
participa en otra tradición milenaria, en donde los participantes se
disfrazan y llevan máscaras. La ocasión se llena de canciones y
chistes. La burla y el humor de todo tipo pueden sentirse durante todo
el día. Así pues se dice que Gaijatra es el festival de la salud, ya
que permite a la gente aceptar la realidad de la muerte y prepararse
para la vida después de la muerte. Según el hinduismo, “todo lo que el
hombre hace en su vida es un preparación para conseguir una buena vida
después de la muerte”.
El texto sobre el festival es un collage de varias webs porque yo no lo habría podido explicar mejor. La verdad es que me ha resultado super impresionante. Choca mucho con la manera de ver los muertos que tenemos nosotros en occidente. Algo que también me sorprende un montón es el tipo de espiritualidad de esta gente, aunque, de hecho, el mismo Aldous
Huxley viajó a Nepal el año 1925 atraído por una forma totalmente
distinta de entender la espiritualidad. En fin, se acabó por hoy, voy a intentar dormir con los tambores y los bailes que aún se oyen desde la plaza. Mañana mi destino es Namobuddha, donde también pasaré la noche. ¡Nos vemos a la vuelta!
miércoles, 1 de agosto de 2012
Hoy me he levantado
a las 6 con una sensación de estar bastante como nueva. Tenía ganas
que llegara el día de hoy porque es uno de mis sueños subirme a
lomos de un elefante. He ido al restaurante, a desayunar, y me han
preparado un super desayuno para campeones: zumo de mango, una
tortilla, patatas con salsa picante (como no) y cuatro tostadas con
mantequilla y mermelada. Después de
desayunar hemos cogido el Jeep y nos hemos acercado a la zona de los
elefantes. Ha sido toda una experiencia subirme a un elefante, me ha
gustado un montón. Nuestro elefante hasta se ha echado unas carreras
por la jungla. Hemos visto varios animales: rinocerontes, ciervos, cocodrilos, monos, pájaros... El elefante también se ha
metido en el agua para cruzar al otro lado del río, ha sido tan
divertido verlo jugando con el agua, bebiéndosela o comiendo hierba.
Ha sido muy gracioso. Casi ahuyento a un animal porque estábamos
parados mirándolo, todos en silencio, y de repente noto algo subiéndome por a pierna y era un
escarabajo verde que tenía como pelitos, ¡casi la lío parda! A parte de eso y de la
cantidad de ramas que se comía mi cuerpo/cara, ha sido una
experiencia fantástica.
Cuando he vuelto de
los elefantes me he quedado dormida un buen rato. Aquí no había
electricidad así que me he tumbado en la cama y me he quedado frita
frita. El camarero me ha picado a la puert a diciéndome que tenía
que comer algo, creo que este hombre me aprecia mucho porque siempre
está muy pendiente de que coma más, de ponerme el ventilador para
que no tenga calor... Como estaba medio dormida cuando he ido a comer
he tenido unos pequeños percances con la toma de decisiones de qué
comer y la verdad es que he comido bastante mal. Sagar me ha llamado
(ayer también me llamó) para ver cómo estaba, si había dormido
bien, si había disfrutado de ir en elefante (sabe que era mi sueño)
y me ha dicho que me cuide mucho que nos vemos el viernes.
A
las cuatro menos algo me he subido al remolque del Jeep y, con cuatro
chinas y un chino sin parar de revolotear, nos hemos ido a la
siguiente aventura. Hemos dejado a los chinos en la zona de los
elefantes y nos hemos dirigido a las canoas. La canoa ha sido una
experiencia impresionante. Había una tranquilidad y una paz en el
ambiente inexplicable. Sólo hemos visto un cocodrilo y no ha habido
ningún problema. Ha sido un paseo super agradable y reflexivo.
Después
hemos bajado de la canoa mi guía y yo y hemos empezado la ruta por
la jungla, la jungla auténtica, de verdad. Sin caminos, con los
arbustos rozándome la cara. Antes de empezar la ruta me ha hecho una
advertencia. Me ha dicho que era zona de rinocerontes, que son muy
peligrosos, ergo que, si aparecía un rinoceronte tenía que subirme
al primer árbol que viera. Yo, con la cara de sorprendida le he
dicho que si era una broma y me ha dicho que no. Le he comentado,
aunque creo que podía imaginárselo, que yo nunca me he subido a un
árbol así que no creo que sea una buena idea que pruebe mi primera
vez perseguida por un rinoceronte. Me ha dicho que en tal caso,
tendríamos que salir corriendo en zig-zag y dejar una prenda en el
suelo como por ejemplo la camiseta. Me ha pedido que estuviera atenta
a todo y hemos empezado. Como os podéis imaginar me he cagado viva e
iba todo el rato mirando a lado y lado viendo cómo eran los árboles
y cuál sería el más fácil para que una inexperta como yo trepara.
Ya al final no sabía si sudaba de la ansiedad o de la humedad y los
38º de aquí. No hemos tenido ningún encuentro con un rinoceronte
pero sí bastantes ciervos y otros insectos.
Al
acabar la ruta por la jungla nos hemos acercado a un centro en el que
nacen los elefantes. Han sido unos momentos muy bonitos. Ya sabéis
que tengo especial predilección por los elefantes así que se me
caía la baba viendo a los peques jugar en el barro, luchar unos con
otros, tumbarse tan panchos,... El guía me ha tenido que decir al
final si nos íbamos o no de lo empanada que estaba. Le he dicho que
me quería llevar uno y hasta se lo ha dicho al criador y todo.
Poco más por hoy, mañana a las 8 de la mañana cojo el autobús para volver a Katmandú donde pasaré la noche. Tendré entre seis y siete horas de largo viaje. Notaré un montón la diferencia de la temperatura. Hoy en encima del elefante me he emocionado mucho porque, desde ahí arriba, me he acordado un montón de una cita de Newton que desde que la leí me pareció brillante: Si he logrado ver más lejos, ha sido porque he subido a hombros de gigantes. Y es, totalmente, como me siento yo aquí, en Nepal.
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