miércoles, 21 de marzo de 2012

"Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Estaba tumbado sobre su espalda dura, y en forma de caparazón y, al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente pequeñas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
-¿Qué me ha ocurrido? - pensó.
No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. (...) La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso -se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana- lo ponía muy melancólico.
-¿Qué pasaría -pensó- si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?"

Franz Kafka, en La Metamorfosis, narra un proceso. No, no me estoy refiriendo al proceso mediante el que Gregorio Samsa, el protagonista, se convierte en un extraño insecto. Me refiero al proceso por el que tiene que pasar para darse cuenta de cómo están realmente las cosas a su alrededor, de cómo es verdaderamente la gente que le rodea, de cuál es su realidad. Todo siempre tiene un proceso, aunque las personas lo queramos todo aquí y ahora. Y, aunque necesite una distancia temporal para verlo, puedo afirmar que el hecho de poder llegar a decir que Nepal es mi palabra también ha tenido un proceso. La idea de irme en un voluntariado empezó hará unos siete meses y creo que fue en un viaje a Londres que acabé firmemente de confirmármelo a mí misma, que acabé teniendo claro que sí, que me quería ir. Hay un refrán que dice que del dicho al hecho hay mucho trecho y no creo que encuentre unas palabras más acertadas para describir todo lo que pasó a partir de la toma de decisión.

El proceso comenzó en el momento en que empecé a enviar correos a todos los proyectos que me parecían interesantes y, con el tiempo, me llevé una sorpresa nada grata. La mayoría de organizaciones a las que escribí obviaron mis e-mails y, dos organizaciones que me contestaron, no necesitaban mi ayuda, por decirlo de una forma mínimamente correcta. Resultó ser que el hecho de cursar la carrera de Historia del Arte era un impedimento para realizar un proyecto del estilo, cuando yo en ningún momento había siquiera mencionado el hecho de ir allí como historiadora del arte, iba como persona. Parece ser que hasta en eso tienes menos categoría por cursar mi carrera. Y yo que pensaba que con ganas y esfuerzo se movía el mundo.

De la indignación salieron dos cartas al director hechas por mi madre: una en el Periódico y la otra en la Vanguardia. Gracias a ellas, yo y las personas que apoyaban mi decisión, nos dimos cuenta de que no eran sólo las organizaciones las que pensaban de ese modo, sino también los mismos ciudadanos. Fue allí donde me di cuenta. No era algo característico de los proyectos con los que yo había contactado, era un pensamiento general, algo extendido por todas partes. Yo, por mis estudios, sin tener en cuenta mis ganas, mi motivación, o el simple hecho de ofrecerme para algo así, tenía menos validez.

Acabó pasándome un poco como a Gregorio Samsa. Fue un proceso de darme cuenta de cuál era la realidad en la que vivía, de cómo concebía la gente de mi alrededor las cosas. Un proceso que no fue para nada un camino de rosas y en el que tuve muchos momentos en los que, como bien dice el protagonista, hubiera seguido durmiendo y me hubiera olvidado de todas esas chifladuras. Pero no. Llegó una respuesta afirmativa, alguien que había visto todo lo positivo de la cuestión desde un buen principio. La contestación vino de la mano de Núria y su Riki Tiki Tavi. Y así fue como, subiendo una mañana de febrero a Vic, se confirmó que mi palabra sería, efectivamente, Nepal.

1 comentario:

  1. Como dijo
    George Bernard Shaw
    "Solo triunfa en el mundo quien se levanta y busca a las circunstancias, creándolas si no las encuentra."

    La perseverancia/tenacidad es la clave del éxito y tú, al menos en la actualidad, no careces de ello.

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